TAMBIÉN ES INDISPENSABLE:
La evaluación de nuestra propuesta de enseñanza.
“Nosotros no aceptamos la expresión enseñanza-aprendizaje, sino que necesariamente pensamos que hay que distinguir por un lado los procesos de enseñanza, en los que el docente enseña algo y los procesos de aprendizaje en los que el alumno puede aprender cualquier otra cosa. Es más, el alumno puede aprender solo, sin necesidad de que haya enseñanza y el docente puede estar enseñando, quizá, sin que el alumno aprenda. Muchas veces, sin que el alumno aprenda lo que el docente pensaba que estaba aprendiendo.” Alicia Camilloni
Cuando se hablaba de enseñanza-aprendizaje, se suponía que lo que el docente enseñaba los chicos lo aprendían. Y si no aprendía…, era un problema del niño….
Ahora sabemos diferenciar con más claridad nuestra tarea de enseñanza del proceso de aprendizaje de los chicos. De TODOS los chicos y de cada uno de ellos. Porque no todos los chicos aprenden al mismo tiempo…, de la misma forma y a partir de los mismos desafíos. Por eso que las propuestas para la enseñanza tienen que buscar diferentes alternativas para que todos, cualquiera sea su tiempo y estilo de aprendizaje, aprendan.
Estar atentos a nuestras propuestas es fundamental. La evaluación de los aprendizajes de los alumnos…, de TODOS los alumnos, es un dato de mucha importancia.
El análisis de la oportunidad de presentar ciertos contenidos (con el reconocimiento de los saberes previos indispensables para que puedan aprenderlo), las tareas seleccionadas, las consignas, el tiempo destinado, los materiales, etc, son otros indicadores de evaluación de que la propuesta es adecuada o qué variables necesitamos corregir…