EVALUAR Y ENSEÑAR A EVALUAR

La palabra evaluación es de uso común. Evaluamos constantemente en todos los aspectos de la vida. Evaluamos un viaje, una fiesta, cuando seleccionamos la escuela de nuestros hijos, cuando tenemos que trasladar nuestros cargos, etc.

NOSOTROS NOS VAMOS A CENTRAR EN LA EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES EN LA ESCUELA

Aquí vamos a hablar de que en la clase de Educación Física se enseña y se aprende.

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“Fundar” desde el primer encuentro con los chicos esta precisión de que en las clases de Educación Física enseñamos y los chicos tienen que aprender, deja de lado la idea de los “exitosos” por sus habilidades o aprendizajes previos, y unifica las oportunidades de aprender para todos por igual.

Aquí la evaluación pasa a tener un lugar fundamental.

 

Evaluar va a ser la forma de reconocer en cada clase o grupo de clases, si todos y cada uno están aprendiendo lo que nosotros enseñamos,

si podemos avanzar en enseñar otros contenidos o si nos vamos a detener porque la enseñanza de éste lo requiere.

Toda evaluación es un proceso, que consiste en 3 pasos:
recolección de datos, análisis y toma de decisiones.
Pero según el objetivo de la misma podemos diferenciar:

La evaluación de inicio,

en la que evaluamos qué saben los chicos, ya sea que lo hayan aprendido otros años en la escuela, como también en otras situaciones de su vida, es el punto de partida para decidir qué necesitan aprender.

“Evaluar los saberes no es inicialmente revelar los no – saberes. Al contrario. Es poder poner en común todo lo que se sabe para, desde allí, construir el proceso de enseñanza y favorecer los aprendizajes.
Es poner el “poder” en el centro de la escena: el “yo puedo” y el “nosotros podemos” anima a enfrentar lo desconocido, lo difícil, lo distinto, el desafío. En una palabra, a enfrentar la situación de aprender” (DC-CABA, 2004)

Este punto de partida, el saber que ya circula y lo que se puede aprender, marca la brújula del curso… Podemos invitar a los chicos a construir con nosotros este recorrido nuevo. Ellos pueden plantearse objetivos, proyectos, trazar planes que orienten la tarea del ciclo escolar…. Y así no van a decir cada clase: “¿hoy que hacemos profe?”, porque ellos fueron parte de este proceso

La evaluación del proceso,

el “mientras tanto”: “darse cuenta” que están aprendiendo los contenidos del proyecto o de la unidad didáctica propuesta. El darse cuenta es tanto para el docente como para cada chico y para el grupo en su conjunto.

La evaluación de “un corte”,

de un momento del proceso en el que ese corte es significativo desde el punto de vista pedagógico, porque integra algunos aprendizajes de los contenidos que nosotros estamos enseñando. También lo hacemos teniendo en cuenta los tiempos institucionales, al elaborar calificación para el boletín*

TAMBIÉN ES INDISPENSABLE:

La evaluación de nuestra propuesta de enseñanza.

“Nosotros no aceptamos la expresión enseñanza-aprendizaje, sino que necesariamente pensamos que hay que distinguir por un lado los procesos de enseñanza, en los que el docente enseña algo y los procesos de aprendizaje en los que el alumno puede aprender cualquier otra cosa. Es más, el alumno puede aprender solo, sin necesidad de que haya enseñanza y el docente puede estar enseñando, quizá, sin que el alumno aprenda. Muchas veces, sin que el alumno aprenda lo que el docente pensaba que estaba aprendiendo.” Alicia Camilloni

Cuando se hablaba de enseñanza-aprendizaje, se suponía que lo que el docente enseñaba los chicos lo aprendían. Y si no aprendía…, era un problema del niño….
Ahora sabemos diferenciar con más claridad nuestra tarea de enseñanza del proceso de aprendizaje de los chicos. De TODOS los chicos y de cada uno de ellos. Porque no todos los chicos aprenden al mismo tiempo…, de la misma forma y a partir de los mismos desafíos. Por eso que las propuestas para la enseñanza tienen que buscar diferentes alternativas para que todos, cualquiera sea su tiempo y estilo de aprendizaje, aprendan.

Estar atentos a nuestras propuestas es fundamental. La evaluación de los aprendizajes de los alumnos…, de TODOS los alumnos, es un dato de mucha importancia.

El análisis de la oportunidad de presentar ciertos contenidos (con el reconocimiento de los saberes previos indispensables para que puedan aprenderlo), las tareas seleccionadas, las consignas, el tiempo destinado, los materiales, etc, son otros indicadores de evaluación de que la propuesta es adecuada o qué variables necesitamos corregir…

LA EVALUACIÓN COMO CONTENIDO

En nuestras primeras experiencias para compartir la evaluación con los chicos, nos dimos cuenta que podían observar algunos aspectos muy generales y se dificultaba la precisión del análisis.
No siempre los chicos se dan cuenta que aprenden…, ni ellos ni los compañeros…

A veces se ponen en juego preconceptos por lo que se supone que “son buenos y tienen buena nota” los más habilidosos…, sin registrar objetivamente si están aprendiendo o no los contenidos que estamos enseñando….

 

Y viceversa: muchos chicos que se consideran “que no son buenos para EF”, no registran solos (y los compañeros tampoco), si están aprendiendo….

 

Por eso nos dimos cuenta que es indispensable enseñarles a evaluar aprendizajes. Para que reconozcan los propios y los de sus compañeros. Y los que podemos llamar “aprendizajes grupales” (por ejemplo: el funcionamiento en equipo en un juego o para realizar una tarea campamentil).

Y pensamos también  que:

  • El reconocimiento propio y del otro va a ayudar a la integración de cada uno dentro del grupo de compañeros.

  • Saber evaluar es un aprendizaje para la vida…,  va más allá de la clase de EF

  • Saber evaluar es un aprendizaje que libera de la dependencia de otro para la propia valoración

Cuando decimos que hay que enseñar a evaluar, queremos decir que la evaluación tiene que ser contenido.

Vamos a enseñar a:

  • Observar

  • Registrar

  • Definir indicadores (¿qué van a observar?),

  • Utilizar instrumentos de evaluación

  • Construir instrumentos de evaluación,

  • Interpretar la información reunida en esos instrumentos (análisis, comparación),

  • Tomar decisiones a partir de la misma

Como sostiene Susana Celman: ”la evaluación  es parte de la enseñanza y del aprendizaje”.
Saber diferenciar entre lo que aprendieron y lo que no, les permitirá “orientar”  la brújula: el resultado de la evaluación es el punto de partida de lo que sigue. Tenemos que lograr que sea un espacio más de comprensión de la situación, de análisis de los datos recolectados, de aprendizaje (y no una situación de tensión y/o sufrimiento).

Además, nosotros damos clase a grupos e intentamos que se constituyan “grupos de aprendizaje” en los que el saber, la ayuda en función de objetivos comunes circule como forma de “aprender a aprender”-más allá de los contenidos que en cada caso se pongan en juego-.

La evaluación, entendida de esta manera...

  • Ayuda a aprender

  • Ayuda a enseñar

  • Ayuda a darse cuenta que se enseña

  • Ayuda a darse cuenta que se aprende