Ya hemos dicho que estamos pensando a la inclusión en términos amplios, y no restringiéndola al campo de la discapacidad. Advertidos que la diversidad no es una contingencia o algo circunstancial, sino, por el contrario, constitutiva de todo los grupos, el desafío es pensar qué dimensiones requieren ser revisadas o repensadas para que “el todos y todas aprendan” no sea una simple aspiración abstracta sino una realidad concreta.
A modo de tentativa creemos que las dimensiones que aparecen en la figura actúan como las patas de una mesa. Resulta imperioso que actúen de manera sinérgica y combinada.
Cualquiera de ellas que falta o tambalea resiente toda la estructura.