La inclusión en la escuela
Porque todas y todos somos diferentes: nuestras tradiciones culturales, historias personales y trayectorias escolares van formando distintas habilidades motrices, sociales y cognitivas que ponemos en juego para resolver situaciones y problemas que se nos presentan.
Esas diferencias determinan que nos gusten más algunas actividades que otras, que nos atrevamos a enfrentar mínimos o grandes desafíos, en fin que tengamos distintos tiempos y “estilos” de aprendizaje.
A esta diversidad que mencionamos se agrega, a partir de la Ley 26206 de Educación Nacional del año 2006, la necesidad de inclusión en los grupos de las escuelas comunes, de niños o adolescentes con discapacidad o con limitaciones.
Y la verdad es que los docentes no siempre estamos preparados para enseñar simultáneamente con diversas estrategias o distintos contenidos…
Nuestra formación profesional estuvo muchos, muchísimos años, basada en que el docente enseñaba de “una“ forma, con la que se suponía que todos debían aprender. Se suponía una forma de enseñar para un grupo homogéneo, en el que la variable edad era la que agrupaba y homogeneizaba.
Pero lo cierto, como decíamos antes, es que siempre los grupos fueron heterogéneos, integrados por niñas y niños diversos…
Y como desde esa perspectiva se consideraba que si un/a alumno/a no aprendía era por falta de “dedicación”, de estudio, de práctica, o de capacidad, entonces ese NO APRENDIZAJE resultaba ser “culpa” o “responsabilidad” de ese niño/a o adolescente…
Y así muchos niños quedaron sin aprender cosas… O aprendieron que “no servían para…” (las matemáticas…, la música…, la Educación Física [*] …)
Es momento de enfrentar la realidad…
Sabemos que el Estado debiera estar más presente con recursos y capacitación que apoyen la inclusión.
Sabemos que son múltiples los factores que inciden en la posibilidad de enseñar a todos…
Y sabemos también que podemos intentar la búsqueda de las propuestas de enseñanza adecuadas para que todos puedan aprender.
* ….”Dice el DC: “Se trata, ni más ni menos, de que la escuela a la que los alumnos se incorporan en este ciclo pueda ser un lugar donde los chicos, todos los chicos, se sientan reconocidos, respetados, cuidados, donde tengan una experiencia afectiva que contribuya a la consolidación de una buena visión de sí mismos, donde se sientan bien, donde se fomente la curiosidad acerca de mundo y el deseo de conocer a otros” (p.45)
NECESITAMOS pensar en la inclusión en la escuela.
En cómo podemos presentar propuestas diversas y simultáneas.
Juntos. Ayudándonos unos a otros, pensando alternativas…
¿QUÉ ES INCLUIR EN LA ESCUELA?
Cuando empezamos a pensar en la inclusión educativa, buscamos en el diccionario ( DRAE):
incluir : Poner algo o a alguien dentro de una cosa o de un conjunto, o dentro de sus límites.
Y entonces nos preguntamos: si los chicos ya están “dentro” de la escuela…, ¿esto no es suficiente…?
Y nos respondemos que NO!!
Estar dentro de la escuela es un primer paso,
pero no garantiza que todos aprendan!
Volvemos a nuestras preguntas: ¿cómo garantizamos los diversos aprendizajes?, ¿dónde “hay que incluir”?
Y les contamos nuestras primeras conclusiones:
ES NECESARIO QUE ESTÉN VERDADERAMENTE INCLUIDOS EN UN GRUPO!
Porque el grupo es la referencia de inclusión: si no hay un grupo formado, si no se dan cuenta que “pertenecen” a un grupo …, ¿dónde “se incluyen”?
Una de nuestras tareas es, por lo tanto, atender a la construcción de esa «grupalidad”
Aquí distinguimos la idea de “estar reunidos en grupo” de la de “pertenecer a ese grupo”, lo que implica, entre otras cosas, participar, tener y ser tenido en cuenta, hacerse cargo unos de otros, disfrutar juntos, ser “responsables” .
Pero como el grupo escolar no es cualquier grupo, sino que ES UN GRUPO DE APRENDIZAJE, es necesario que cada uno se sienta incluido en las propuestas de enseñanza.
Tendremos que desafiarnos a pensar cómo ofrecer variedad de tareas y consignas, de niveles de complejidad y dificultad diferentes, en forma simultánea, y que contemplen los aprendizajes previos de todos y cada uno de nuestros alumnos.
Podemos decir hasta ahora que:
Para nosotros incluir en la escuela
es construir una trama social sobre la base del objetivo de aprender,
en estos términos:
lograremos que todos aprendan, para no dejar a nadie afuera
¿CÓMO EMPEZAMOS?
Empezamos hablando…., explicando que algo diferente queremos que pase en nuestras clases…, tiene que pasar…, para respetar los derechos de todos a aprender…
Que cuando hablamos de respeto estamos diciendo algo muy diferente a “mera tolerancia”… Respetar las diferencias no es sinónimo de “bancar”…, es reconocer la valiosidad…, la importancia… de los aportes de cada uno…
Éste, pensamos, puede ser un buen comienzo…. Una cierta declaración de intenciones se hace necesaria…, como a cada una/o de la/os docentes le parezca más adecuada…
Pero es imprescindible COMUNICAR!
Sentar las bases, en forma explícita, de que nos damos cuenta que el aprendizaje de todos requiere de otras prácticas, de otras formas de enseñar…
¿Qué queremos decir cuando hablamos de “todos”, cuando decimos “diferente”, cuando decimos ”respeto”..?
SI HABLAMOS DE:
LA INCLUSIÓN EN EL GRUPO DE APRENDIZAJE ,
dentro del cual, todos y cada uno va a poder aprender si pueden reconocerse como miembros activos de ese proyecto
TENEMOS QUE EXPLICITAR DE ENTRADA…
SI HABLAMOS DE:
es decir, la búsqueda del docente de caminos que tengan en cuenta características particulares y saberes previos de todos los niños o adolescentes que están en ese grupo de aprendizaje
TENEMOS QUE EXPLICITAR DE ENTRADA…
Compartimos las reflexiones de Laura Emanuele, una compañera de Aquí los del patio, a partir de estas experiencias: