Algunas Precisiones
CUANDO HABLEMOS DE DIVERSIDAD…., DE GRUPO…, Y DE INCLUSIÓN EDUCATIVA…
CUÁLES FUERON LAS LÍNEAS QUE DEFINIERON NUESTROS “INTENTOS DE INCLUSIÓN”
EMPECEMOS A CUIDAR LAS PALABRAS:
CUANDO HABLEMOS DE DIVERSIDAD
DECIMOS QUE…
Todas y todos somos diferentes:
Venimos de distintas familias, diferentes barrios, provincias o países con sus características y sus culturas…
Provenimos de diversas clases sociales, tenemos diferentes géneros…
Tenemos distintas habilidades motrices, sociales y cognitivas
que ponemos en juego para resolver situaciones y problemas
que se nos presentan de diferentes formas, con variadas respuestas, con otras perspectivas.
Esas diferencias determinan que nos gusten más algunas actividades que otras, que nos atrevamos a enfrentar desafíos individuales y grupales, con tiempos y estilos de aprendizaje distintos
A esta diversidad, que siempre existió, se suma a partir de la Ley 26206 de Educación Nacional del año 2006, la convicción de la necesidad de inclusión en los grupos de las escuelas comunes, de niños o adolescentes con discapacidad o con limitaciones.
DERRIBANDO MITOS Y PREJUICIOS
La homogeneidad ha sido siempre una ilusión. Tanto de partida como de llegada. Somos diversos, singulares, irrepetibles. Y eso, lejos de ser un problema puede ser una potencia. Porque nos enriquecen las pluralidades. No nos limitan ni amenazan.
Está claro que se requieren condiciones institucionales y políticas acordes a este paradigma inclusivo que nos ayuden a asumir este cambio de la mejor manera. No obstante, no se trata de esperar que se den las condiciones ideales, sino de trabajar para ello.
Muchos años hemos vivido (y aún hoy lo hacemos) lo diferente como peligroso, como problemático, como un obstáculo. Proponemos desde aquí mirar con nuevos lentes más esperanzados. Como dice el poeta, “lo común me reconforta, lo distinto me estimula”.
Eso sí: mirar con nuevas perspectivas nos obliga a revisar certezas y prácticas que se daban por sentadas y que es preciso analizar críticamente.
Y ahora sí
TAMBIÉN CUIDANDO LAS PALABRAS
CUANDO HABLEMOS DE INCLUSIÓN EDUCATIVA…
Cuando empezamos a pensar en la inclusión educativa, buscamos en el diccionario ( DRAE):
incluir : Poner algo o a alguien dentro de una cosa o de un conjunto, o dentro de sus límites.
Y entonces nos preguntamos: si los chicos ya están “dentro” de la escuela…, ¿esto no es suficiente…?
Y nos respondemos que NO!!
Estar dentro de la escuela es un primer paso,
pero no garantiza que todos aprendan!
Volvemos a nuestras preguntas: ¿cómo garantizamos los diversos aprendizajes?, ¿dónde “hay que incluir”?
Y les contamos nuestras primeras conclusiones:
EL GRUPO ES LA REFERENCIA DE INCLUSIÓN:
si no hay un grupo formado, si no se dan cuenta que “pertenecen” a un grupo …,
¿dónde “se incluyen”?
Por eso, lo primero que tenemos que atender es a la construcción de esa” grupalidad”. Y que se pueda diferenciar el “estar reunidos en grupo” de “pertenecer” a ese grupo que implica, entre otras cosas, participar, tener y ser tenido en cuenta, hacerse cargo unos de otros, disfrutar juntos, ser “responsables” (que quiere decir poder y saber responder a otro/a…)
Pero como no es cualquier grupo…, sino
UN GRUPO DE APRENDIZAJE,
DEBEN SENTIRSE INCLUIDOS EN LAS PROPUESTAS DE ENSEÑANZA.
Quizás cada uno se siente incluido cuando el
docente presenta una propuesta que :
Se vincula con algo que ya sabe,
pero requiere poner en juego algo nuevo, algo que todavía no sabe pero puede
intentar porque lo desafía
¡es una línea muy fina….se precisa una fina mirada para que la propuesta sea respetuosa…
y, a la vez, ¡desafiante!
Y ES POR ESO,
QUE TENEMOS QUE OFRECER VARIEDAD DE TAREAS Y CONSIGNAS,
DE NIVELES DE COMPLEJIDAD Y DIFICULTAD DIFERENTES,
QUE CONTEMPLEN
LOS APRENDIZAJES PREVIOS de ese grupo particular.
HABLAMOS ENTONCES DE:
Podemos decir hasta ahora que: